28 jun 2010

Café y galletitas

No hay nada, como morir completo y de sopetón. Mi tío se muere, y para su mala suerte, no se muere de sopetón. Ni completo. La muerte siempre me ha parecido un tema muy raro; raro y de esos temas que dan pena. Pero bueno, últimamente es de lo que se habla por acá. Se busca culpables, no personas, sino agentes culpables, siempre es bueno no tener la culpa, así que, yo creo que por eso se busca echársela a algo... además suguiere que es liberador. Cuentas claras hasta el final. Además se busca también esperanza. Dícen que es lo último que se pierde. Já, super trillado. Pero cierto, se busca esperanza por todos lados, en promesas, en Dios, en vírgenes y santos, en remedios caseros, en los consuelos, en doctores, en más doctores. En los chochos!, ah! esos chochos milagrosos... Toda la familia, estamos en esa búsqueda de esperanza. Y las tías más argüenderas, buscan al culpable: que si nunca hacía ejercicio, que si tenía mucho estrés, que si el trabajo, que si nunca fué a misa... Yo creo que la muerte es la cosa más imparcial del universo. Creo que es algo que no obedece a nadie, ni a nada. Y eso muchas veces se nos olvida, y uno vive como caballito de paseo. Siendo nosotros mismos, esos que pasean petulantes, ante la cosa más sencilla y frágil como lo es un paseo a pie... Y mi tío, ¿qué pensará de la muerte? ¿Pensará que tarda mucho?