Hace unos días estalló un polémica al rededor de los chicos que se hacen llamar "emos". Una subcultura urbana que (a mi muy humilde parecer) estan tristes todo el tiempo, les gusta eso del sufrir emocionalmente y solo reflejan un estado anímico en sus peinados y su forma de vestir... La gente no los quiere y se convierten en salvajes cavernícolas, queriendolos linchar. Yo digo que todo mundo tiene derecho a estar triste. O a estar feliz. Eso depende de cada ser humano y su contexto. Si estos chicos quieren ser tristes, y taparse un ojo, yo digo que déjense de irracionalidades y ocupen su tiempo en algo más productivo que hacer marchas y bandalismo anti-emo...
Ahora, hay gente que le gusta lo triste. Como a los escritores... o a los pintores. (bueno, a algunos, no generalizo) Los escritores viven de historias, y nadie quiere saber que su vida es patética y aburrida, igual a la que se refleja en un libro. La gente quiere leer cosas interesantes, cosas tristes, para sentirse bien, o cosas muy buenas con las que puedan soñar. El otro día invité a salir a un chico escritor. Sí, yo lo invité. La cita fue extraña, fuera de lo común. Justo lo que yo buscaba. La rutina me estaba matando y últimamente he estado haciendo cosas para evitarla a toda costa. Total!, yo no sabía que era escritor, al principio fué más una entrevista que otra cosa, me sentía psicoanalizada continuamente, pero poco a poco la plática se torno fluída y me agradó.
Después de unas cervezas, nos despedimos y no se si lo vea otra vez. A mí si me gustaría. Es una persona grande, la diferencia de edades es bastante, aunque eso nunca me ha preocupado. Creo que los escritores buscan historias tristes, dramas, esas cosas que despiertan el morbo de los lectores. He tenido varias historias tristes, pero ahora todo es más frío. La gente ya no escribe cartas, ni regala cosas echas por sí misma. La gente ya no ama como antes. Ya no construye un album de recuerdos, con fotos viejas y recortes. Yo todavía guardo las cartas de Quetzal, y cosas que recortaba cuando me acordaba de él y asi, entre otros recuerdos e historias, he construído un collage. Siempre supo cuánto quería ir a París, las cosas que me gustaban, aunque nunca le atinó a mi gusto en la ropa.
Entre otras cosas:
- Tengo alergias por estrés... malo malo.
- Me voy al D. F. el fin de semana a tomar lomografías de la ciudad.
- Ya no tengo tiempo de pintar.
- Quiero cambiar muchas cosas. Cambié mi cabello. Es cortito, cortito.
Y Aquí está la respuesta al pollo:
8 COSAS QUE ME GUSTARÍA HACER ANTES DE MORIR:
-Adoptar un hijo.
-Diseñar para un empresa importante
-Publicar un libro para niños
-Salir con un chico inteligente
-Y enamorarme de ese chico inteligente
-Viajar a París con el chico inteligente
-Vivir en unos departamentos lindos en el centro de una ciudad con balcones
-Comprar 100 pares de zapatos